Vegetación rupícola

Vegetación rupícola

La salinidad, la fuerza del viento y la inexistencia o escasez de suelo serían los factores limitantes para la vegetación en este caso. Todos estos factores aumentan según un gradiente de proximidad al nivel del mar, de manera que las especies más adaptadas a ellos son las que forman la primera banda de colonización de tierra firme.

Partiendo del nivel del mar encontramos las siguientes comunidades rupícolas:

  1. En primer lugar aparece una banda, afectada directamente por el oleaje, en la que solo es posible la existencia de líquenes, con especies como Verrucaria amphibia, (asociadas a moluscos y crustáceos, también característicos de esta comunidad). Los líquenes forman las primeras comunidades vegetales en estos medios gracias a su estructura, incrustados en las rocas son capaces de resistir la fuerza del oleaje, así como la salinidad y sequedad, cuando el mar se encuentra en calma.
  2. El siguiente nivel, con escasa cobertura, lo constituye una comunidad de plantas adaptadas a la inexistencia de suelo y a la salinidad, son especies características de esta zona el hinojo marino (Crithmum maritimum), las saladillas (Limonium sp.), la estrella de mar (Asteriscus maritimus), el cuernecillo de mar (Lotus cytisoides) y el salado blanco (Atriplex halimus).
  3. Por encima de este nivel de plantas adaptadas a los vientos salinos, en grietas y repisas de cierta altura la vegetación correspondería a formaciones de matorral poco densas dominadas por la sabina negral (Juniperus phoenicea), arbusto con unas raíces perfectamente adaptadas para aprovechar las fisuras, grietas y pequeñas repisas de la pared. Pero como etapa previa, cuando las vetas del suelo están menos desarrolladas, se sitúa en estos lugares una comunidad rupícola que incluye gran cantidad de endemismos (especies con un área de distribución muy reducida y localizada originadas la mayoría de las veces por aislamiento y especiación, consecuencia de la necesaria adaptación a medios tan selectivos), que constituirían el punto de mayor interés florístico en el Penyal entre ellos cabe destacar la silene de Ifac (Silene hifacensis), el teucrio de Ifac (Teucrium hifacense), la centaurea de peña (Centaurea rouyi), la escabiosa de roca (Pseudoscabiosa saxatilis), la herradura valenciana (Hippocrepis valentina) y la asperula (Asperula paui).
  4. También en el medio rupícola, pero en aquellos muros o cantiles ricos en materia orgánica debido a la presencia humana, encontramos especies con  cierto carácter nitrófilo, tales como la albahaca de rio (Parietaria judaica), la uña de gato (Sedum dasyphyllum), el ombligo de venus (Umbilicus rupestris) o la lechuga silvestre (Lactuca tenerrima).
  5. En los pequeños taludes y escalones que se originan en la cara norte, en situaciones umbrosas se refugian comunidades dominadas por briofitos y helechos de pequeña talla, como el polipodio (Polypodium cambricum), el culantrillo glanduloso (Asplenium petrarchae) o la doradilla (Ceterach officinarum).
  6. Por último, ocupando las pedreras o canchales de la vertiente nor-este, en los que a la falta de un suelo desarrollado se une la inestabilidad de este, encontramos especies como la escrofularia (Scrophularia tanacetifolia), la hierba de San Jorge (Centranthus ruber), la arenaria (Arenaria montana) y la boca de dragón (Antirrhinum litigiosum).