La villa de Ifac

La villa de Ifac

Torre del Campanario y muralla Norte

 

Material arqueológico encontrado

 

 

 

 

 

 

 

La villa medieval de Ifac

El 8 de Abril de 1282, el rey Pedro III de Aragón, ordena construir una villa bien fortificada en las faldas del Penón de Ifach, que fuese garantía para todo el litoral de esta zona,"…habiendo considerado y ordenado que en el lugar llamado Ifach sea construida una villa y que en el mismo lugar todos debáis habitar y edificar vuestros domicilios, queremos y os mandamos a vosotros que inmediatamente empecéis a trabajar y edificar vuestros domicilios en dicho lugar de Ifach obrando de tal manera que desde aquí hasta la próxima fiesta de San Miguel se vea que estáis haciendo nuestra y vuestra villa; hemos mandado a nuestro querido Arnaldo de Mataró que desde aquel lugar os obligue a vosotros y a vuestros bienes con nuestra autoridad".

 

Tres días después, el 11 de Abril de 1282, el rey le da orden a Arnaldo de Mataró para que divida Ifach en solares y los regale a cuantos calpinos quieran edificar allí sus domicilios: "Nos hemos ordenado y mandado que los pobladores de Calp construyan una villa y edifiquen sus domicilios en el lugar llamado Ifach, queremos y os mandamos que asignéis a dichos pobladores y dividáis entre ellos en ese lugar, espacios o solares para levantar dicha villa y construir cada uno de los domicilios". A pesar de los intentos de construcción parece que la fundación fracasa.

 

La definitiva fundación de la villa

No será hasta el año 1298, cuando el noble de procedencia italiana, Roger de Llúria, solicita permiso a la Corona de Aragón para construir en Ifac un lugar que contara con fuertes murallas y defensas, siéndole concedido en ese mismo momento. Con ello empieza la breve andadura pero intensa de esta vila medieval de conquista. Roger era Almirante de la Corona de Aragón cuando llega a Calp, dueño de dominios en la Vall d'Albaida, valles de Seta y Travadell y señor de Cocentaina y Alcoy. Poco después de serle concedida la propiedad de Calpe y, seguramente recién iniciados los trabajos de construcción de la vila de Ifac, Roger muere en el año 1305. Pero la villa continua construyéndose.

 

Será su hija, Margarita de Llúria, la encargada de mantener la política de su padre, centrada en concentrar a la población en la costa y en terminar la vila medieval de Ifac. Es ella, en 1344, quien ordena la construcción de la iglesia de Ifac, con tres beneficios o capellanías, dedicados a la Virgen María, al Arcángel San Miguel y a San Nicolás.

 

La destrucción de Ifac

Durante la conocida como Guerra de los Dos Pedros, en pleno siglo XIV, entre las coronas de Castilla y Aragón, la flota castellana, apoyada por barcos portugueses y genotes, que contaba entre sus filas con el almirante genovés Egidio Boccanegra, tras su fracasado intento de tomar Barcelona, encuentra refugio en la rada de Calp. Buscando resarcirse de sus derrotas previas frente a la armada aragonesa, saquean y destruyen la villa y las defensas de Ifac en el año 1359. La villa queda abandonada y los pobladores se trasladan a la vecina población de Calp.

 

Ifac revivida: El intento de 1418

Años más tarde, a principios del siglo XV, El rey de Aragón Alfonso V, conocido como el Magnánimo, decide que las casas deben ser reparadas y volver a ser habitadas, instalándose allí pobladores, gracias a la petición de Guillem Serra, vecino de Xàtiva, constructor de aguas y canalizaciones. El rey da permiso a Serra para repoblar Ifac con el visto bueno de los jurados de Calp y de Ifac y da permiso para imponer sisas sobre el pan, vino, carne y otros productos que se negocien en el término durante los próximos 10 años. Lo recaudado irá destinado a la reparación y reconstrucción de las defensas y casas de los futuros pobladores de Ifac.

 

La reacción de los jurados y vecinos de Calp es rápida, informando al monarca de las dificultades en repoblar ese lugar nuevamente, ya que las tierras siguen teniendo dueños, y éstos viven asentados y consolidados entre los vecinos de Calpe. Asimismo, presentan objeciones a la hora de fortificarlo, considerando que era mejor opción invertir en las defensas de Calp, que es donde reside la mayor parte de la población. El rey accede a las peticiones y traslada lo recaudado de la sisa para reparar y mejorar las defensas de la villa de Calp.