Historia

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Los orígenes históricos de la zona no son fáciles de esclarecer, pues en muchos casos los yacimientos y restos de enclaves se encuentran ya bajo rascacielos y urbanizaciones. Lo que sí es seguro es que estos orígenes son muy antiguos y que están estrechamente relacionados con la pesca. En el Tossal de la Cala se han encontrado anzuelos y plomadas del neolítico. Se estima que en nuestro litoral existe presencia humana desde hace 5.000 años.

Fue el pueblo Íbero la base para los futuros pobladores, sobre los que actuarían las influencias fenicia, griega, cartaginesa y sobre todo romana.

Existen textos que aseguran que las principales localidades costeras de la Marina Baixa fueron fundadas por pescadores de Marsella a comienzos del siglo III a.c. Existen yacimientos arqueológicos muy importantes en el Tossal de la Cala de Benidorm y en el Albir, donde se han encontrado restos íberos de gran importancia como la estatua del León Ibérico o la estatuilla de Tánit báquica (siglo II a.c.), además de muchas armas y escudos. Estos emplazamientos fueron utilizados como necrópolis, de ahí su riqueza en piezas, pues era habitual el dejar los restos del difunto en una cámara rodeado de algunas de sus pertenencias. Sólo en la necrópolis del Tossal de la Cala pudo reunir más de 500 cuerpos incinerados con sus correspondientes objetos personales.

Desde el siglo III a.c. hasta el V d.c. se produjo la conquista y presencia romana en nuestra zona. La economía de este territorio (más particularmente la agricultura) experimentó un notable auge, que se perdió con la invasión de los visigodos a partir del siglo IV d.c, y nuevamente se volvió a recuperar con la conquista musulmana, a partir del año 711, que influiría en la comarca durante 8 siglos.

A partir del año 1245, cuando el rey Jaume I reconquistó la zona a los árabes, comienza una época caracterizada por las dificultades que encuentran los pobladores de la zona debido a los continuos saqueos de la costa por parte de la piratería besberisca. Además, el abandono de casi todos los sistemas de regadíos árabes y la falta de agua hacen que la agricultura pase a ser de secano, con lo cual se vuelve a la dependencia de la pesca para subsistir.

En el siglo XIII, tras la conquista de los territorios musulmanes por el rey Jaume I, se producen, entre otros factores, importantes avances en el mundo de la navegación. La aparición de nuevos útiles como la brújula mejoró notablemente las actividades comerciales entre distintos puntos del litoral mediterráneo. Esto derivó en un aumento de la riqueza de las poblaciones litorales, que ya no dependían exclusivamente de la pesca para subsistir. Todo este proceso de bonanza económica derivó en la aparición de numerosos saqueadores que atacaban las poblaciones del litoral, que fueron creando fortificaciones y torres para protegerse de estos ataques. Entre los siglos XV y XVII, para hacer frente a los ataques de los piratas berberiscos, se construyeron una serie de torres de vigilancia que alertaban a la población ante la llegada de los piratas con el tiempo suficiente para que pudieran refugiarse en las fortificaciones o en zonas más interiores. En el parque se encuentran la torre de Seguró, en la Punta del Cavall y la torre Bombarda semiderruida en la punta del Albir, y se pueden observar la torre d'Aguiló en el tossal de la cala de Benidorm, y la torre vigía de la Cala del Xarco en la Vila.

Existen textos que confirman a la isla de Benidorm como lugar elegido por los piratas como base de operaciones, desde la cual lanzaban sus ataques contra los pueblos costeros próximos, o como escondite, ocultándose tras ella por la noche. El rey Felipe II impulsó la construcción de estas torres para proteger al litoral alicantino de estos corsarios.